Hoy hablamos de
Donald Trump hoy lunes.
16/02/2025
Periodista
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1. ¿Por qué cada día nos levantamos con el relato de Donald Trump? Mientras Europa duerme, el presidente de Estados Unidos firma decretos ejecutivos, hace ruedas de prensa y suelta estirabos como los asnos los pedos. Uno tras otro, sin importarle el rastro ni el aroma. Se le da que la justicia, los derechos humanos o la realidad frenen sus planes en cualquier ámbito. Ni construirá la Riviera mediterránea en Gaza, ni conseguirá la paz en Ucrania con dos encuentros solo con Putin, ni borrará a las personas transgénero del mapa e, incluso, está por ver que pueda recuperar las cañitas de plástico que van tan bien para los granizados pero tan mal para el planeta. Pero no deja de sorprender que diga lo que diga Trump sea noticia. A menudo la primera, la de portada, la que abre informativos y telediarios. El seguidismo adocenado del periodismo en Europa es, también, para hacérnoslo mirar. Tanta atención al tarambana es desmedida. Colaboramos en entronizar la estupidez, devaluamos nuestro entorno y ayudamos a crear monstruos que, en nombre del miedo y del odio, hacen el juego a opciones que nos alejan de los valores democráticos a pasos de gigante.

2. ¿Por qué el Congreso invitó a declarar a un terrorista islamista? Mohamed Houli, condenado a 43 años de cárcel por sus vínculos con la célula yihadista de los atentados del 17 de agosto de 2017, compareció la semana pasada en el Congreso de los Diputados. Esposado y custodiado por policías armados hasta los dientes, le invitaron a declarar a la comisión de investigación sobre el derecho a saber la verdad y las implicaciones derivadas de los atentados de Barcelona y Cambrils. No sé devenirlo. Houli, el terrorista superviviente de la explosión en propia puerta de Alcanar, ya tuvo todo un juicio para contarse, mentir, defenderse y narrar quién movía los hilos del atentado que preparaban. En ese momento no dijo nada. Una vez juzgado y sentenciado, sus palabras son fuego de virutas. No tiene suelta ni vuelta que el Congreso quiera oír, ocho años después, la versión de quien hemos visto haciendo proclamas mientras se proba cinturones de explosivos para volar el Camp Nou. A partir de ahí, lo que dijera Mohamed Houli, sobre el imán de Ripoll y el CNI, no tiene ninguna relevancia, aunque tuviera pruebas, que no tiene ninguna. Eso sí, el derecho a saber la verdad se mantiene intacto en un país en el que el CNI campa por donde le reca y al Estado le faltan dedos para tapar toda la mierda que derrama de sus cloacas. Tan sólo dos preguntas. ¿Ha habido alguna vez una comisión de investigación política que haya servido de nada, más allá de lavar la cara a las instituciones? Y, por otra parte, ¿alguna comisión de investigación del Congreso habría invitado a declarar a un terrorista de ETA condenado aunque fuera a dos años y un día de prisión?

3. ¿Qué ha hecho Toni Comín con su vida? Hace nueve años, era el consejero de Salud de la Generalitat. Hasta que el artículo 155 le arrebató el cargo, la carrera política subía como una calabacera. De diputado del PSC a conseller con ERC en el gobierno más independentista de la historia. Hoy, Toni Comín lleva ocho años de exilio en Bruselas y, cuando aparece en los medios, es porque le acusan de haber metido la mano en la caja, porque Valtònyc explica que tiene pruebas, por una denuncia de acoso sexual y maltrato psicológico, o porque ha perdido las elecciones a la presidencia del Consejo de la República. De hecho, no ha quedado ni segundo. Comín niega todos los hechos y responde con querellas contra las personas que le señalan. Pero la reputación ya ha quedado tocada, y ésta es una especie de herida que cuesta mucho cicatrizar. Familiarmente, no ha podido volver a Catalunya a enterrar a las personas que más amaba. Políticamente, no puede ejercer de eurodiputado porque no juró el cargo y Puigdemont le retiró la confianza. Al fin y al cabo, un pan como unas hostias. ¿En qué momento el destino —centrifugador cruel— te estruja la vida?

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