Salvador Martí i Puig

Ecuador: ¿cómo se ha convertido en un estado fallido?

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agentes de policía presentan a los detenidos que asaltaron el estudio de TC Television durante una emisión de televisión en directo durante una ola de violencia en Guayaquil, Ecuador

Ya hace días que se habla de Ecuador como un estado fallido donde el crimen y la violencia están fuera de control. Pero nadie esperaba un episodio como el del martes, donde una banda criminal asaltó en directo un canal de televisión en Guayaquil, la segunda ciudad del país. Este hecho, propio del realismo mágico, es la gota que colma el vaso.

Por eso es pertinente la pregunta de cómo es posible que en poco menos de una década laEcuador se haya convertido en un estado fallido.

Elaborar una respuesta esmerada es complicado, pero hacerlo de forma esquemática pasa por apuntar cuatro elementos de diversa naturaleza.

El primero es de carácter económico y tiene que ver con la decisión en el 2000 de abandonar la moneda nacional –el azúcar– para adoptar el dólar estadounidense, al igual que lo hizo El Salvador. El hecho de que la moneda del país sea el dólar y que desde el año 2017, con la llegada del presidente Lenin Moreno, se rebajara el control sobre los flujos financieros hizo que muchos cárteles y mafias vieran al país como un destino privilegiado para blanquear su dinero y operar.

El segundo es de tipo político y social, y es el resultado que los presidentes posteriores a Rafael Correa tuvieron como objetivo deshacer su legado, que básicamente era reforzar la institucionalidad del estado e implantar un régimen de políticas sociales para combatir la pobreza y ofrecer un mínimo de servicios educativos y sociales. Así los presidentes Lenín Moreno y Guillermo Lasso, vinculados a los intereses de los grandes grupos financieros, desmantelaron la poca capacidad institucional del estado, abandonaron su presencia en el territorio y aplicaron políticas neoliberales que volvieron a condenar a muchos jóvenes a una situación de informalidad y precariedad. Obviamente, estas políticas facilitaron que las mafias del narco se apoderaran fácilmente del territorio y encontraran a muchos jóvenes sin oficio ni beneficio por cooptar.

La tercera es de naturaleza geopolítica y tiene que ver con el éxito que tuvieron las políticas de la lucha contra el narco hace una década, sobre todo, en Colombia. El hecho de que la práctica de esta actividad fuera más complicada en ese país supuso el traslado de muchas de las redes ilegales y del crimen hacia Ecuador.

Fruto de todo ello, hoy en Ecuador operamos más de una veintena de bandas criminales de origen colombiano, mexicano y de Europa del Este, y se cuantifica que tienen una fuerza de combate de unos 50.000 hombres armados –en un país en el que el ejército no alcanza los 40.000 efectivos.

En este contexto el hecho de que el actual presidente Daniel Noboa haya declarado que Ecuador sufre un “conflicto armado interno” supone que los militares saldrán a la calle y que se adoptará de facto un estado de excepción. No cabe duda de que el ejemplo que Noboa quiere seguir es el de su homólogo salvadoreño Nayib Bukele, quien ha tenido éxito en el combate del crimen a cambio de reducir libertades y congelar la democracia. Es muy posible que Noboa consiga las dos últimas cosas, pero no está tan claro pueda conseguir la primera.

Salvador Martí Puig es analista y catedrático de ciencias políticas de la Universidad de Girona

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