Lamer y lamer hasta que se inicie la llaga

Cuando un perro se hace una herida, lo más piadoso es colocarle una campana de plástico, para evitar que el celo a la hora de chuparse la llaga acabe provocando un mal mayor. Un sector de la prensa tiene este síndrome del animal herido, cuando habla de ETA: se resiste a dejar que el corte se cierre y cicatrice de forma natural. Fijémonos en el siguiente titular que elAbc colocaba en portada este lunes: "El acercamiento de etarras desnuda las carencias de las prisiones vascas, que se convierten en un polvorín". Una vez lees la noticia –y, sobre todo, miras a otros medios– descubres que se trata de un simple conflicto laboral. Y, sobre todo, que nada tiene que ver con el grupo armado sino con que, hace tres años, se transfirieron las competencias de prisiones al gobierno vasco. Y que algunos de los complementos que cobraban sus funcionarios por la peligrosidad asociada a trabajar con miembros del grupo armado ya no están, ya que hace años que ETA ha abandonado la vía violenta. ElAbc habla de saturación en los centros penitenciarios, que es contradictorio: la derecha daba por sentado que el cambio comportaría un alud de terceros grados para los etarras, así que había que prever una menor densidad de población reclusa. En cambio, he encontrado poca información en los medios de la caverna sobre cómo un juez tuvo que investigar una posible huelga encubierta de funcionarios, cuando 73 trabajadores de la cárcel de Zaballa tomaron la baja en muy poco tiempo.
Es probable que los funcionarios tengan motivo de queja, porque la población reclusa ha aumentado un 24% y las plazas que el gobierno ha presupuestado para hacerle frente no llegarán aparentemente hasta el 2027.Abc coge un mero conflicto laboral y envuelve a ETA porque sí, porque toca ir lamiendo la herida infinita.