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EDITORIAL

La respuesta al negacionismo de Trump

Los destrozos en Treasure Island (Florida) tras el huracán 'Helen' en septiembre del año pasado
25/01/2025
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Una de las primeras decisiones de Trump, sin apenas haber puesto un pie en su despacho, ha sido romper cualquier compromiso con la lucha contra el cambio climático. Su eslogan reciente y ya famoso,"Drill, baby, drill", amenaza con arrastrar al mundo hacia la casilla de salida en el abandono de los combustibles fósiles. La maniobra conlleva muchos peligros y llega en un contexto alarmante, con récords de temperaturas y episodios climáticos extremos, que estamos viendo en el mismo territorio de EEUU , como los recientes incendios en Los Ángeles y los huracanes del año pasado, que dejaron 270 muertos en Florida.

Si cada cumbre de la COP certifica lo pesado que es avanzar hacia un mundo con menos emisiones, una decisión así puede detener o al menos ralentizar aún más este camino empinado de los acuerdos globales para combatir la crisis climática. involución que se cocina en la Casa Blanca, la unidad del resto de potencias para hacer valer las energías renovables como el único camino posible será más importante que nunca. El compromiso que los líderes mundiales han reiterado esta semana en el Foro de Davos de proseguir en la ruta hacia el mundo libre de emisiones pese al peligroso precedente de Trump, deberá traducirse en hechos.

Los expertos entrevistados en el dossier que publicamos este domingo se aferran justamente a una inercia global muy poderosa de reducir emisiones, que puede restar bastante a las ansias petroleras de Trump. El liderazgo de China en el campo de las energías renovables y la determinación europea en su agenda verde serán cruciales si no quieren dañarse los pasos (aún insuficientes) dados hasta ahora.

Cada minuto cuenta en esta contrarreloj, en la que los científicos ya han avisado de que el punto de no retorno en el calentamiento del planeta, aquel en el que las consecuencias nefastas pueden ser irreversibles, se avecina. En el 2024 ya ha lanzado un aviso contundente: ha habido un récord de catástrofes climáticas, corroborando de nuevo a los vaticinios científicos que predecían que los episodios extremos se vuelven más recurrentes.

La DANA del País Valenciano, con un trágico balance de más de 220 muertes, fue una de las 10 catástrofes mayores y costosas que tuvieron lugar el año pasado en el mundo. La destrucción que causó el agua (llevándose vidas y también casas, coches y calles, literalmente) obliga a pensar muy en serio cómo se encara la reconstrucción, ya buscar soluciones que reduzcan la exposición de la población ante los riesgos futuros . Episodios como éste, o como el temporal Gloria de hace cinco años en Cataluña, avisan de que es necesario incorporar la adaptación al cambio climático en todos los proyectos urbanísticos y de infraestructuras, y que deben actualizarse los cálculos de los riesgos en muchas zonas. Un nuevo modelo de construcción urbana, repensar materiales omnipresentes hasta ahora como el hormigón y el cemento, apostar mucho más por el verde, crear estructuras resilientes e implementar herramientas de alerta más efectivas para proteger a la población son sólo algunos de los muchos deberes que dicta la realidad climática con la que ya convivimos. El camino para revertir esta crisis o limitar sus efectos desastrosos no puede detenerse y el mensaje del mundo en Trump debe ser claro: el futuro no es drill, sino green.

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