Hoy hablamos de
El presidente de Argentina, Javier Milei, el día que recibió un premio el pasado mes de enero.
19/02/2025
Periodista
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Javier Milei acaba de dar la medida exacta de su sentido de la honorabilidad del cargo, con eso de difundir los supuestos beneficios de una criptomoneda tres minutos después de ser puesta en marcha por "unos amigos". Varios inversores que se creyeron el mensaje presidencial quedaron arruinados. Milei se ha quitado de encima las culpas: que él es un "tecnooptimista" y que mala suerte, que eso es como cuando vas al casino y pierdes, que la responsabilidad de jugar es tuya. Que el estado no ha tenido nada que ver, que todo es un asunto entre privados. Que él sea el presidente de la República debe de una cuestión sin importancia. Pues que tome nota toda la tropa de propagandistas adoradores de la motosierra: hacer caso de la palabra del presidente de Argentina puede suponer, literalmente, una ruina. Con ilusión, como decía aquel. Viva el tecnooptimismo.

Sí, ahora hay presidentes que ven la política en términos especulativos. No son grandes visionarios, más bien allá donde hay gente ellos ven un estorbo, y allá donde hay un barrio ellos ven una ciudad de vacaciones con su pulsera y sus daiquiris. Y su casino. La sanidad, la educación o la promoción de la cultura son un gasto que debe ir terminando. Ya lo formuló Margaret Thatcher, que no hay algo que se llame sociedad, sino que hay individuos. ¿Responsabilidad social de un presidente? Esto ya está superado. Sí, ya sabemos que el mundo está cambiando rápidamente, pero si todo el cambio que nos espera es como este, puede que vayamos pasando al bar, a jugar a cartas con los músicos del Titanic.

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