Hoy hablamos de
Antoni Rovira Virgili
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El estado de lo público en los niveles nacional, estatal y global me hace recordar una vez más el libroDefensa de la democraciade Antoni Rovira i Virgili, publicado cuando se sentían en Europa los primeros efectos del crack del 29 y de la subsiguiente crisis económica mundial, el huevo de la serpiente del fascismo (Bergmann), con terribles consecuencias políticas y humanas.

Estos días hemos sido testigos de rencillas entre partidos por la iniciativa de un decreto ley ómnibus y de cómo los responsables políticos reclamaban al gobierno del estado la presentación de un nuevo decreto. Todos nos estamos acostumbrando, hemos normalizado el hecho de que los gobiernos decreten. No lo es, de normal: el trabajo de los gobiernos no es el de legislar, como tampoco lo es el de los jueces. Entre todos, estamos permitiendo que se degrade la democracia. El pasado año, un tercio de las normas con rango de ley aprobadas en España fueron decretos desarrollados por el gobierno, cuando ésta es una medida reservada para situaciones de extraordinaria y urgente necesidad. Y en el orden mundial, nos estamos también acostumbrando a los hiperliderazgos y al autoritarismo que promueven, como la última ola protagonizada por el inefable Donald Trump y sus órdenes ejecutivas.

Hay que reivindicar el pensamiento de Rovira y Virgili y hacer frente al nuevo autoritarismo que aprovecha tan bien los valores de la democracia y la tecnología para subvertirlos. Las posibilidades tecnológicas reflejan engañosamente la idea de democracia directa. Además de recuperar la separación de poderes, es necesario hacer caso a Rovira y Virgili cuando dice que "los partidos son un instrumento indispensable para el ejercicio regular de la democracia". ¡Impliquémonos!

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