En el 81 terminé la licenciatura de medicina y cirugía. Era seis años después de la muerte del dictador y un año después del real decreto que enunciaba los traspasos en materia de sanidad a la Generalitat de Catalunya.
Los médicos de familia –o como decíamos entonces, médicos de cabecera– visitaban dos horas y media al día, acumulando a muchos pacientes que en esencia iban a buscar recetas. Sin embargo, existían los aconductados, una fórmula que permitía a los profesionales ver a los propios pacientes en casa a cambio de una aportación mensual. Las enfermeras tenían el papel relegado de secretarias del médico y ni existían los equipos de primaria ni la historia clínica. La atención comunitaria era completamente inexistente y comenzaban a nacer las políticas de salud pública y atención a las drogodependencias, que se impulsaban tímidamente desde los ayuntamientos democráticos.
No fue hasta 1985 que con el decreto de creación de los centros de atención primaria del conseller Laporte se inició la llamada reforma de la primaria, que potenció el trabajo en equipo, las sesiones clínicas y la historia clínica de los pacientes, y, en definitiva, empezó el camino para hacer de la primaria un espacio de promoción de la salud y de atención asistencial de calidad, consolidando la especialidad de medicina familiar y comunitaria y convirtiéndose en la semilla de los cambios posteriores en los cuidados de enfermería.
Con el tiempo se han ido incorporando nuevas profesiones a los equipos (trabajadoras sociales, fisioterapeutas, referentes de bienestar emocional, higienistas dentales, nutricionistas) y se ha ampliado la cartera de servicios, tanto en procedimientos diagnósticos como terapéuticos. Las nuevas tecnologías han permitido también dar un salto adelante en la historia clínica compartida y la creación de Mi Salud.
La atención primaria trabaja en equipos multidisciplinares, lo que ha permitido cambiar la mirada de la salud, su alcance, y darle la visión holística que era necesaria. Hoy los profesionales prestan atención a la patología aguda, el seguimiento de las patologías crónicas, el seguimiento terapéutico, el control de los factores de riesgo cardiovascular, así como todas las estrategias de prevención de las enfermedades.
Se ha iniciado el despliegue del modelo territorial de pediatría, se ha intensificado la atención domiciliaria y la atención a las residencias en todo el territorio y se ha reforzado el programa Salud y Escuela y la salud comunitaria. Y esos avances ya son irreversibles.
Y sí, nos queda mucho camino por recorrer. Pero aquí estamos como resultado de las políticas de gobiernos muy diversos y de colores políticos variados. Sólo en la última legislatura, hemos mejorado el reconocimiento social y laboral de los profesionales, a los que debe seguir prestigiándose. También hemos iniciado una imprescindible reestructuración de toda la gestión de la atención primaria del ICS, que debe garantizar una mejor coordinación con los hospitales de referencia y con el resto de especialidades. Es necesario completar este cambio estructural para lograr unos buenos resultados en salud de la población, es decir, que todo el mundo esté más sano y viva con mayor calidad de vida. Hemos iniciado también el despliegue de la atención en las residencias, que es necesario completar para dar una respuesta integrada e integral a las nuevas necesidades derivadas del envejecimiento de la población.
Queda pendiente redefinir los roles profesionales que interactúan en el sistema sanitario. Y es necesario seguir desplegando las redes asistenciales y garantizar la igualdad de recursos en el territorio para seguir caminando hacia un sistema de salud equitativo, resolutivo y eficiente. Hay que insistir también en la necesaria diferencia entre accesibilidad e inmediatez. Es necesario consolidar la apuesta por una atención domiciliaria de calidad para que las personas que quieran puedan envejecer en casa e, incluso, morir en casa.
Hay trabajo y muchos retos, pero hemos recorrido un largo camino, y para seguir es imprescindible seguir apostando firmemente por la atención primaria y comunitaria como el verdadero palo de pajar de nuestro sistema nacional de salud. Por todo ello, que el presidente del Comité de Evaluación, Innovación, Reforma Operativa y Sostenibilidad del Sistema de Salud (CAIROS), Manel del Castillo, haya afirmado que la atención primaria estaba mejor hace cuarenta años que ahora es, al menos , no sólo injusto, sino extremadamente preocupante en cuanto a la percepción y conocimiento de la atención primaria de quienes ahora lideran nuestro sistema nacional de salud.