Justo antes de los recortes

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XAVIER BERTRAL

Quizá algún lector asiduo de esta columna recordará que hace un par de meses hablábamos del 2022. Será un año muy complicado para las cuentas públicas. No sabemos exactamente en qué momento se desbordarán las presiones para poner en camino de sostenibilidad a medio y largo plazo las finanzas públicas, si es que acaba el 2021 sin que haya pasado. 

Esto quiere decir, en sustancia, que estamos como en la segunda mitad del 2009, cuando la ministra Elena Salgado veía brotes verdes. Al cabo de unos meses, el 12 de mayo del 2010, Rodríguez Zapatero llevó al Congreso de Diputados el recorte social en un acto más fuerte en las últimas décadas. La siguieron los recortes autonómicos. En Catalunya, por ejemplo, el gasto en Sanidad se redujo un 3,5% en términos reales en 2010, mientras que el déficit y la deuda pública se disparaban sin freno.

Pues, palmo arriba palmo abajo, ya estamos a inicios del 2010, justo a finales de la campaña para el 14-F. Pero las diferentes candidaturas no se han hecho eco de este escenario. No sorprende: ¿quién quiere quitar el sueño a los electores con cosas que vete a saber si acabarán pasando? Claro que de aquí a presentar propuestas tributarias autistas al respeto... En el gráfico adjunto hay información sobre lo que propone cada candidatura que tenía representación ahora en el Parlament. Vox no estaba, y tampoco tiene programa (aparte de liquidar la autonomía). Las candidaturas se ordenan de izquierda a derecha por riguroso orden alfabético, empezando por C(andidatura)UP (que nadie se incomode). Los impuestos están ordenados de mayor a menor recaudación propia en 2019. Donde hay un hueco, es que no hay mención o no hay propuesta concreta. 

gràfic

Antes de hacer apreciación general, hay tres detalles curiosos por diferentes motivos, que ayudan a entender las sorpresas del gráfico. Por orden. Los comunes son cuidadosos al distinguir cuando una iniciativa tributaria se tiene que llevar al Parlamento o enviar al Congreso. Por eso, cuando en la página 42 del programa proponen “Modificar el IRPF. No discriminar las rentas del trabajo en relación con las del capital, aplicando el mismo tipo impositivo a los dos tipo de rendimientos”, se derivaría una reducción importante del IRPF, dado que el Parlament no puede regular la tributación de las rentas de capital. Puede ser que sea un malentendido. No lo parece, aun así, la propuesta de ERC (p. 15 del programa) de reducir el impuesto del patrimonio “de empresarios, altos directivos, profesionales e investigadores extranjeros para fijar su residencia en Catalunya... de forma que no tributen por todo el patrimonio mundial, sino por los activos situados en el estado español”.

Con todo, el detalle que más conmueve es, sin duda, la propuesta del PSC sobre el impuesto de sucesiones y donaciones (medida P1, 1.13): “La modificación del impuesto de sucesiones y donaciones para devolver a los niveles de ingresos del 2010, a partir de una reducción significativa y selectiva de los beneficios fiscales derivados de la normativa catalana”. La cosa parece un poco extraña, puesto que volver al nivel de ingresos del 2010 supondría reducir los ingresos. En 2020 fueron como en 2010, y el 2021 serán mayores, por los efectos plenos del aumento del impuesto de sucesiones aprobado el 24 de abril del 2020 en el Parlament, haciendo justo lo que dice esta propuesta. La paradoja se aclara cuando se consulta el programa del PSC para las elecciones del 2017: está la misma propuesta en su literalidad (programa electoral 2017, P1.b). Es probable que para hacer el programa nuevo cogieran el archivo Word del antiguo y no se dieran cuenta de que esto ya está hecho. El resultado, muy chocante, es proponer una reducción del impuesto de sucesiones y donaciones. Quizás no era la intención.

Compartidos estos detalles, que hacen amena la pesada tarea de ir de programa por programa, queda lo que queda: una distancia importante, en algunos casos sideral, entre las propuestas de cambio de gasto y de ingresos. Ningún programa es consistente en cuanto a la combinación de gastos y de ingresos en un escenario como el que nos llegará en un futuro nada lejano. La gran mayoría tampoco lo serían si el escenario fuera de recuperación económica normal. El análisis por partidos específicos lo puede hacer cualquier interesado viendo la gráfica.

Resumiendo: estamos en un brete. De aquí al domingo está casi todo el pescado vendido, a pesar de que algunos escaños todavía se moverán. Y domingo que Dios reparta suerte, como diría el castizo. Eso sí, mejor para todo el mundo si Dios se guarda mucha para los afortunados que gobernarán la Generalitat en el próximo mandato, porque a la vuelta de la esquina pintan bastos. 

Germà Bel es economista

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