La perspectiva de sexo y género en medicina beneficia a todo el mundo

La pandemia, más allá de su dramatismo en cuanto a mortalidad, enfermedad y devastación social y económica, nos habrá dejado algunas lecciones útiles para el futuro. Se ha hablado mucho de cómo ha quedado probado el impacto de la actividad humana en el medio ambiente con la significativa bajada de la contaminación. También del ejemplo maravilloso de los científicos de todo el mundo trabajando a la vez para conocer mejor el virus y saber así cómo actuar y cómo se puede combatir con las vacunas. O de la importancia capital de todo el sistema sanitario y su espíritu de sacrificio a pesar de la falta de medios. Hoy hablamos en el dossier de otro efecto que puede resultar interesante para el futuro: la enfermedad afecta de manera diferente a hombres y a mujeres, y esta demostración ha puesto en evidencia que lo mismo pasa en otros casos sin que se haya puesto el foco ni los medios que hayan permitido demostrarlo de una manera tan clara.

La mayoría de la investigación clínica y de la industria farmacéutica cogen como base los hombres y extrapolan los resultados a los cuerpos de las mujeres. Parece, como comenta la científica Cristina Pujades, que una de las razones podría ser que es más fácil experimentar con, por ejemplo, ratones machos, porque así no hay variabilidad hormonal. Curiosamente, a pesar de que el mismo hecho que se haga así para evitar interferencias hormonales ya demuestra que debe de haber algo diferente, todavía hoy es complicado encontrar estudios en que haya paridad, y se mantiene el sesgo de género en muchos laboratorios.

El resultado es que en muchos casos hay un infradiagnóstico, menos efectividad en los tratamientos o reacciones inesperadas a los fármacos. Mujeres y hombres no siempre tienen los mismos síntomas cuando sufren una enfermedad, como es el caso de las cardiovasculares, que es la principal causa de muerte en las mujeres por encima del cáncer de mama. A pesar de que también tienen dolor en el pecho, suelen ser habituales otros síntomas, como náuseas, dolores de cabeza o vómitos, y muchas veces se confunden con ataques de ansiedad, que es, por otro lado, una enfermedad que se sobrediagnostica mucho en las mujeres y a veces se infradiagnostica en los hombres. El resultado, sin embargo, es que las mujeres tienen más probabilidades de morir de un infarto porque ni ellas ni a veces su entorno sanitario reconocen lo que pasa hasta que es demasiado tarde.

Otro sesgo de género importante es el de las enfermedades que solo afectan a las mujeres, como la endometriosis, que afecta a un 10% de las mujeres en edad reproductiva y que apenas ahora empieza a ser reconocida y diagnosticada, porque durante años se ha considerado que "el dolor de regla", como se llamaba, es normal y toca a quien toca. El dolor y los problemas de fertilidad que puede provocar no se han considerado relevantes hasta hace poco y arrastra un grave problema de falta de financiación de la investigación.

Este sesgo de género, a pesar de que perjudica mucho más a las mujeres, también afecta a los hombres en algunos casos, puesto que hay enfermedades, como la osteoporosis o la misma depresión, que tienden a ser consideradas solo enfermedades de mujeres y se infradiagnostican en hombres. Quizás el alud de datos que tenemos ahora gracias al covid contribuirá a hacer pasar a la historia un sesgo de género que es perjudicial para todo el mundo.

Dosier Cuerpo de mujer, medicina de hombre

Anterior

"Al menos con el diagnóstico, ahora me creen": medicina androcéntrica, 4 mujeres, 4 historias

Volver al índice