

"Si vas al casino y pierdes dinero, ¿cuál es el reclamo? Es un problema entre privados, porque aquí el estado no juega ningún rol", dijo el presidente argentino, Javier Milei, en una entrevista que ha acabado siendo más polémica por lo que no convenía decir pero se acabó sabiendo que por lo que realmente se dijo. Y una de las cosas que dijo fue esta, que "si vas al casino y pierdes dinero" a mí qué me cuentas. Yo solo soy el presidente de Argentina. Veréis que lo que no está entre comillas es porque lo digo yo (y lo leeréis con cierta mofa). Con estas palabras, las suyas, no las mías, el presidente argentino se quitaba de encima cualquier responsabilidad por haber difundido los beneficios de una criptomoneda de la que vio todas las virtudes en tres minutos, y que resultó, curiosamente, ser una estafa. A su juicio, sin embargo, la afectación ha sido mínima, unas 5.000 personas, y "con unas probabilidades muy remotas de que sean argentinos". Con esta aclaración, los argentinos y los de posibilidades remotas han dormido mucho más tranquilos. Especialmente el presidente, que pone cara de muchas cosas pero no de perder el sueño. Y he de reconocer que es verdad que, visto así, no se entiende que se haga tanto eco de un hecho minúsculo como el de la criptoestafa, teniendo en cuenta las grandezas que ya ha hecho y las que puede llegar a hacer alguien como Javier Milei, que si algo ha generado desde el principio de su aparición en la escena política es confianza. Al menos, la de estas 5.000 personas, o las 44.000 según los organizadores (allí quien cuenta es el presidente, como aquí quien cuenta es la guardia urbana), que también han visto un negocio redondo en la especulación y dinero fácil. Para todos esos seres humanos, un aplauso.
El presidente argentino tiene razón cuando dice que si te juegas el dinero no puedes reclamar la pérdida. El problema, si es que existe, porque a estas alturas parece que se ha esfumado, es que él propone el juego desde la presidencia de su país, aunque pretende convencer de que lo hace desde sí mismo, no como presidente sino como persona. ¿Estamos ante un caso como el de Errejón de contradicción entre "la persona y el personaje"? Pongamos atención, porque es posible que estemos adentrándonos en una excusa política de dimensiones desconocidas hasta ahora. Diría que tenemos mucha más certeza de cuándo nos tiene que caer encima el asteroide 2024 YR4 que de adónde pueden llegar estas personas-personajes y su capacidad para ser una cosa u otra cuando les convenga. Esto es lo que en mi época se conocía como tener un morro que se lo pisa, y ahora no me atrevo a actualizarlo porque desde que por el culo es una expresión positiva me he perdido en la jerga. En cualquier caso, ya nos entendemos. Y lo que entendemos de todo es que el patrón Milei ni es nuevo ni dejará de repetirse. De hecho, él mismo ya promocionó otra criptomoneda cuando era diputado en el 2022, y en ese caso fue denunciada como una estafa piramidal. Él mismo reconoció que había cobrado por hacer publicidad. Quiero decir que la reincidencia es poco sorprendente y, sin embargo, no dejamos de preguntarnos cómo puede que determinadas personas-personajes lleguen a ser presidentes a pesar de los antecedentes. Son como las muertes anunciadas, pero aquí lo que hacen es dar mucho por saco en vida (ya veis que no he dicho nada del culo para no quedar antigua).
En resumen, un presidente megalómano hace un tuit en una red de un magnate megalómano promocionando una estafa y dice que el tuit no lo hizo como presidente sino como tecnooptimista. ¿Cómo se llama la película?