

El premio al vídeo de la semana ha recaído en la comisaria europea de gestiones de crisis, Hadja Lahbib, que ha llegado a la cima de la fama con su puesta en escena glamurosa para recordarnos de qué mal debemos morir. El tono de Vogue que han utilizado para hablarnos de protección en caso de estallido de una guerra en Europa es tan escandaloso que el vídeo sólo puede haber sido obra de alguien con déficit de empatía o de un genio del marketing, porque ha conseguido que aún estemos hablando de ello. El caso es que todo el mundo ha interiorizado que el mundo ha cambiado para nosotros. No para los groenlandeses, los ucranianos, los canadienses, los fabricantes alemanes de coches o los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos, no. Para usted y para mí, que estábamos pensando en qué haremos en Semana Santa.
El mundo ha cambiado, dicen. Interesante. ¿Y quién ha decidido ese cambio? ¿O es el resultado de una lotería cósmica? ¿Es la suma de un conjunto de fuerzas de origen independiente que operan en direcciones opuestas y que dan una resultante inesperada hacia la guerra, o aquí, como diría Josep Lluís Núñez, siempre sale el 36? O sea, ¿aquí siempre gana la banca, es decir, la banca, los fabricantes de armas, las tecnológicas, las petroleras, las farmacéuticas y otros sectores normalmente favorecidos?
"El mundo ha cambiado", "las cosas como son", "seamos realistas", "eso es lo que hay" o "tenemos que alcanzarnos al principio de realidad", y todos a comprar el kit de supervivencia y quizá pronto a realizar instrucción militar. Nos ha costado Dios y ayuda (y dos guerras mundiales) llegar hasta aquí, y ya volvemos a poner cara de carne de cañón. Y eso que el 99,9% de la gente estamos en contra.