“El caradura del fiscal general del Estado utilizando la televisión pública para seguir difamando. ¡Esto es un insulto para los españoles!”. El lamento, lanzado a voces, era de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, durante la sesión de control del gobierno. Se refería a la entrevista que el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, concedió a La noche en 24h de Xabier Fortes. El periodista dedicó media hora a interrogarle sobre la investigación que se está haciendo para esclarecer si fue la Fiscalía quien filtró a la prensa los correos de la pareja de Ayuso donde admitía dos delitos fiscales.
Xabier Fortes le hizo una entrevista pausada, extremadamente ordenada y estructurada. “¿Está usted investigado, está imputado o hay una investigación?”, comenzó por consultarle. García Ortiz pudo aclarar que su condición no era ni la de imputado ni la de investigado, como ya se había publicado en algunos medios de comunicación. Las preguntas iban de las cuestiones más generales a las más concretas. Por su parte, el fiscal general fue muy específico, poniendo énfasis en el uso del lenguaje y en hacer pedagogía de los procesos de investigación judiciales. “¿Todo tiene que ver como el desmentido de una mentira o hay algo más?”, “¿Usted filtró esos correos?”, “¿Era usted el único poseedor de esos correos?”, “Por qué un medio de comunicación ya tenía ¿los correos antes de que usted los tuviera?”. Fuertes estaba muy claro en las preguntas. Para los espectadores fue un ejercicio que aportó claridad en medio del ruido de la crispación política y la intoxicación informativa. A Díaz Ayuso le convino decir que se trataba de una difamación y una utilización de la televisión pública, pero con esa acusación contribuyó a popularizar una entrevista que más bien la pone a ella en entredicho.
La otra conversación televisiva de gran impacto ha sido la que el periodista Bret Baier le ha hecho a Kamala Harris en la Fox, la cadena republicana por excelencia. Esta vez, más que voluntad por escuchar al invitado, la audiencia se ha encontrado con el clásico periodista prepotente que tenía ganas de exhibirse dando una lección a la candidata demócrata. “Harris quería un momento viral y ahora ya lo tiene”, afirmó con chulería el presentador horas más tarde. Sólo en el primer minuto, el periodista la interrumpió ya tres veces, antes de que Harris pudiera acabar de contestar la primera pregunta. Y en dos minutos ya le había pisado la respuesta dos veces más. Baier buscaba sacarla de quicio y hacer gala de una capacidad para triturar a su invitada. Cuando Harris intentaba responder, el presentador de la Fox la interrumpía torpemente, en un claro mansplaining, dándole datos y argumentos propios del discurso de Trump, como si ella ignorara la realidad. También llevó a la entrevista al terreno de la emocionalidad, incluyendo fotografías de mujeres blancas y jóvenes asesinadas por inmigrantes. Más que una entrevista, lo que vimos en la Fox fue una puesta en escena, un espectáculo donde Baier era el encargado de realizar el trabajo sucio en Donald Trump.