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«¿Y el monumento, señores, ese monumento digno que debíamos construirle? ¿Por quién los guardamos, el bronce y el mármol y el granito?» Lo preguntaba Girbal Jaume ya a principios de los años treinta, refiriéndose a Guimerà. En ese caso, un Nobel sí habría hecho un gran favor al mundo. Que el año pasado se organizara un Año Guimerà sin que, aparte de la enésima reposición del musicalMar y cielo, se produjera ni una sola representación de sus obras me parece que no pide más comentario: hasta aquí llegaron las aguas.
El estreno, esta semana, deLa arañaen la Sala Grande del TNC no redime la dejadez de este país autodestructivo, pero ayudará a ver de nuevo la potencia y actualidad de un escritor universal. La puesta en escena es digna y bien resuelta. Tengo muchas reservas sobre la necesidad de introducir cambios en el texto, pero Guimerà es suficiente macizo para aguantarlos perfectamente. Pude ir al preestreno y salí muy contento de la representación, que además hará gira.
Y volverá a verse que la gran popularidad de Guimerà viene de una conexión profunda con la propia sociedad catalana, que él retrata a través de los problemas familiares, de la constitución de la familia como una imagen del país. Sus grandes textos giran en torno a la familia y las desgracias que causan las interferencias materialistas: dicho diferente, del riesgo permanente de prostituir el amor, de prostituir a una sociedad. De ahí vienen tantos huérfanos y tantos proyectos familiares impedidos, con la terrible violencia subterránea que conllevan. Como unaTierra bajatrasladada a ciudad,La arañaplantea un conflicto tan vigente como el drama de querer construir un futuro con sentido sin hijos.
La baja natalidad, el trato que damos a nuestros hijos o el momento del "sólo sí es sí", todo esto puede encontrarse enLa araña, que coincide con la presencia en las librerías de la recopilación de la narrativa de Guimerà,Rosa de Lima y otras prosas(Adesiara), que también debe leerse en relación con la familia como metáfora social. Hoy que el problema de la integración del forastero es tan sentido, estas ficciones reflexionan sobre los seres marginales y su incorporación a la familia, en el caso deRosa de Lima, además, en el momento tumultuoso de la Semana Trágica.
"Si no podemos acunar a nuestros hijos, nos brezaremos nosotros mismos; que en nosotros están". No debería ser necesario un Trump para explicarnos que importante, esencial y problemática es la familia. Nosotros tenemos a Guimerà, aunque, como una familia desorientada, nos cueste tanto reconocer a los propios padres.