

Congelar las pensiones no es sólo una política típica de las peores derechas, sino sobre todo propia de malos políticos. No se suele mencionar, pero uno de los factores que propiciaron, en el 2018, la caída del gobierno de Mariano Rajoy (o lo que es lo mismo: el éxito de la moción de censura presentada por Pedro Sánchez) fue la suya tacaña gestión de las pensiones. Al ser uno de los políticos con la cara más dura que ha dado la política española en los últimos veinte años, y es decir, Rajoy solía afirmar que las subían cada año, pero la realidad era que las tenían congeladas y las actualizaban el mínimo a que estaban obligados por ley. Esto hizo nacer un movimiento de pensionistas que salían a las calles a protestar, y que solían recibir a Rajoy con manifestaciones y pancartas allá donde fuera del territorio español. La derecha les bautizó como ayayoflautas, para enfocarse, pero ellos se apropiaron del insulto, le dieron la vuelta y lo hicieron suyo. Resistieron y contribuyeron decisivamente a derribar un gobierno basado en el abuso de poder y el atropello de derechos y libertades.
Juntos argumenta su voto en el pleno del Congreso del pasado miércoles en que, junto a las medidas sociales, con el decreto ómnibus el gobierno del PSOE pretendía hacer pasar de bajo mano "otros temas que sólo les convienen a ellos". Como no han aclarado cuáles, nos hemos quedado en la incógnita. Quizá se trataba del regreso del palacete de la avenida Marceu de París al PNV, muchos años después de que fuera ocupado por los nazis y después puesto en manos de la dictadura franquista. El regreso al PNV, que en su día alquiló el inmueble como sede del gobierno vasco en el exilio, molesta fuertemente al PP, como se vio en el agria choque del miércoles entre Miguel Tellado y Aitor Esteban.
La cuestión es que, en esta etapa de Juntos en el Congreso de Diputados, en la que los postconvergentes se han declarado libres de apuntarse a ningún "bando español", como ellos llaman, sus votos se han sumado a los de la derecha y la ultraderecha españolas casualmente (porque debe ser una casualidad) siempre que se voten medidas sociales, sea una ley para regular los alquileres de temporada, sea un decreto para actualizar las pensiones o alargar las bonificaciones al transporte público, entre otras. Pero no relacione por favor Juntos con PP y mucho menos con Vox, porque sería ofensivo y propio de gente poco cuerda.
La acción política suele hacerse de acuerdo con unos determinados intereses. Por eso, la pregunta pertinente ante cualquier decisión política es la clásica. cui prodest?, que también sirve para reconstruir el móvil de un crimen. ¿Quiere decir "A quién beneficia?". Hacer España ingobernable hace felices a los independentistas a los que ya solo les queda eso. Ahora bien, desestabilizar un gobierno con una mayoría tan precaria como la del actual gobierno español es fácil. Quizás no lo sería tanto en un gobierno con una sólida comunión de intereses, como la que uniría PP con Vox. Seguro que, llegado el momento, sabrían reconocer el apoyo de Junts y sus valientes votaciones en favor de los intereses de Catalunya.