Hoy hablamos de
Vista del paseo de Gràcia de Barcelona, donde existen numerosos pisos de lujo.
17/02/2025
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Dando vueltas a la idea de la vivienda pública, leemos en el ARA que el informe Trilla propone no que se deje de hacer, sino que "diferentes promotores puedan agrupar las viviendas públicas que les corresponden en un mismo bloque, en el mismo barrio, pero no dentro de las promociones de mercado libre que hacen". La asociación de promotores de Cataluña pidió, recientemente, que "en las viviendas mixtas haya entradas para pobres y entradas para ricos". Siempre recuerdo que un día, visitando a una amiga con posibles, el portero nos hizo entrar, a mí ya mi hija, por la entrada de servicio. Nos hizo reír mucho, y jugamos en la ficción que yo era la modista. El abuelo me explicaba que los pobres, en la escuela (él era uno), tenían que hacer una fila aparte y los curas les llamaban así: "Los de la sopa!" De ahí la expresión "la sopa boba".

El problema de la vivienda no son los ricos y los pobres. Son la gran mayoría de –digamos así– clase media. Jóvenes o familias con dos sueldos que no llegan. No son pobres. Son gente que entre alquiler o hipoteca, extraescolares, comida, transporte y teléfono no pueden. Algunos se han ido de la metrópoli para encontrar precios mejores y una vida más preciosa (esquivando la salvaje de las hipotecas). Se han comprado el coche eléctrico (donde viven el transporte público es una quimera) para tener zona azul gratuita en Barcelona mientras estudian o trabajan. Ahora, el Ayuntamiento de Barcelona ha cambiado la norma. Se están comiendo el enchufe del coche eléctrico con patatas (de kilómetro cero, eso sí). Lo siento. No creo que ningún rico compre un edificio donde haya pobres, con puerta aparte o no. Empezando por los políticos que han hecho estas leyes. Puestos a hacer, más vale la pena comprarse un chalet con casita para masoveros.

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