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Hace unos días tuve una interesante conversación con un joven exalumno activo en el mundo de la inversión de impacto. Sus preguntas me estimularon a reflexionar sobre el tema.

Inversión de impacto

El término se utiliza para indicar la inversión en empresas que no tienen intención de maximizar beneficios, sino la de propiciar objetivos explícitamente alineados con el bien común (con "impacto social y medioambiental"). Una dificultad con esta definición es que una compañía puede maximizar beneficios sin que lo parezca. Por ejemplo, una empresa con buenas relaciones laborales y con mucha actividad de "responsabilidad social corporativa" puede estar haciendo precisamente lo necesario para maximizar los beneficios. Tratar bien a los trabajadores mejora la eficiencia de la producción, y la implicación en actividades que parecen puramente filantrópicas ayuda a prestigiar la marca y puede ser valorada por clientes potenciales. O por los reguladores, aunque aquí hay que tener cuidado, ya que en los mercados hay que preservar la competencia. Una empresa que practica un tipo de responsabilidad social corporativa que complace al regulador puede estar haciendo lo que conviene para maximizar el beneficio, pero con métodos cuestionables: como diciendo al regulador que si le permite incurrir en comportamientos propios de un monopolio sobrará dinero por ser generoso en actividades de responsabilidad social.

Quizás sería más útil y claro definir inversión de impacto de manera más concreta y sin referirse a intenciones. La inversión de impacto sería la inversión hacia empresas que, de forma compatible con las convicciones pro bien común de los inversores, han restringido el qué (por ejemplo, manzanas libres de pesticidas) o el cómo (por ejemplo, no utilizar energía fósil) de sus formas de producción.

Altruismo

La prevalencia de la inversión de impacto dependerá del grado de presencia de un componente altruista (uno gen) en el comportamiento de consumidores, trabajadores o inversores. El comportamiento económico de las empresas deriva en última instancia de sus propensiones. ¿Qué entiendo por un componente altruista? Una familia que consume productos saludables no hace filantropía por el mero hecho de pagar más de lo que pagaría si no le importara su salud, ya que de hecho le importa. Pero sí debemos considerar que incluye al altruismo en su práctica si está dispuesta a pagar un extra por encima de su apreciación del valor del producto. Con el fin, por ejemplo, de favorecer que la producción de estos productos llegue a una escala en la que el coste haga posible el acceso generalizado a su consumo. O si se restringe a comprar sólo en negocios que venden productos saludables, o invertir sólo en compañías que lo hacen, oa tratar sólo con fondos de inversión que sólo invierten en estas compañías, etc.

Industria

La presencia de un componente altruista en los consumidores finales genera oportunidades de mercado. Los primeros en detectarlas pueden emprender y obtener un buen retorno económico. Sin embargo, de media imponerse las restricciones de impacto debe reducir el retorno esperado. Si no fuera así no habría que atarse las manos. Pensar que la inversión de impacto no tiene coste en términos de tasa de retorno sólo puede crear confusión, y puede ser contraproducente, puesto que niega un hecho básico: que la industria se basa en el gen altruista que todos incorporamos. Ahora bien, lo hacemos en distinto grado. La disposición a invertir en un fondo de impacto dependerá de la magnitud de la pérdida de retorno. Será muy distinta si la pérdida de retorno es del 10% que si es del 50%. Una industria eficiente de la inversión de impacto será la que sepa filtrar los distintos grados de espíritu altruista y los distintos proyectos para llegar a un buen emparejamiento de inversores y proyectos.

Conclusión

La genuina inversión de impacto es consecuencia de la presencia del gen altruista en la economía. Esta presencia es buena para la economía y, por tanto, el vigor de la inversión de impacto (genuina) es una buena señal de la calidad de la economía. Según el Center for Social Impact de Esade, la inversión de impacto movilizó 1.208 millones de euros en España en 2022. Hay margen para un crecimiento sustancial. Nos convendría.

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