La victoria de Israel en el campo de batalla del relato

A medida que una guerra avanza y el ganador va consolidando sus posiciones, también logra modificar su relato e imponer su macrovisión. Israel consuma su genocidio ante la mirada cansada de los lectores, que por el siniestro efecto de la rueda de la actualidad incesante terminan destinando su atención a otros barrios informativos, a menudo más amables. Y lo que al inicio del conflicto parecía extremo, en estos momentos ya está revestido de la tediosa pátina de normalidad. Esto explica, por ejemplo, titulares como este de The Spectator: "El ejército de Israel se ha retirado del sur de Líbano, salvo cinco puntos estratégicos". Es pura lógica grouchomarxista: todo en usted me recuerda a usted, salvo usted. Israel no se retira del pequeño país porque mantiene dotaciones en cinco sitios, que además son estratégicos, pero el titular gira el sentido de todo ello como un calcetín. Y no es cuestión sólo de asumir el punto de vista. El New York Times, sobre el mismo texto, titulaba: "Israel asegura que mantendrá a las tropas «temporalmente» en cinco puntos de Líbano". La frase peca de eufemitis, ya que mantener a las tropas, por mucho que sea una medida temporal, no deja de ser una ocupación de un país soberano. Esa gota china va cayendo sobre el subconsciente del lector y, al final, el relato del vencedor acaba penetrando en la conciencia, incluso de los escribanos.
Aclaración sobre Bea Talegón
En uno Pare máquinas anterior consignaba un titular deEl Mundo donde se contaba que Bea Talegón había sido condenada por difamación. Sin embargo, la afectada llevó el caso al Supremo, que revocó la sentencia impuesta inicialmente por el juzgado de primera instancia. Es justo consignar esta actualización, pues aquella pena quedó sin efecto.