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Moda

¿Tiene sentido llevar camisetas de Harvard sin ser universitario?

Un grupo de estudiantes de la Universidad de Harvard.
04/03/2025
3 min
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Este mes de febrero Zara ha lanzado una colección de inspiración universitaria, que recrea la indumentaria deportiva de dos de las más prestigiosas instituciones académicas: Yale y Harvard. Pero no es la primera vez que vemos ropa con nombres de universidades famosas. En 2021 esta tendencia ya vivió un auténtico auge y Tamara Falcó fue fotografiada con una sudadera de estilo universitario de 15€ de H&M, al tiempo que Kiabi, Asos, Stradivarius y Bershka vendían piezas similares. Ese mismo año Inditex también ofrecía a la sección infantil de Zara por 17,95 € ya Pull & Bear por 26 € la sudadera de Harvard que Diana de Gales llevaba puesta en el famoso episodio cuando corría por la calle esquivando a los paparazis. De hecho, Lady Di fue una de las grandes avaladoras de esta moda, ya que tenía un generoso catálogo de sudaderas de varias universidades (a pesar de no haber estudiado en ninguna), así como el personaje de Rachel Green de la serie Friends, que solía llevar para estar por casa. Este fervor reavivó en el 2023, cuando H&M lanzó una colección de sudaderas de Harvard, Columbia, UCLA y Oxford. Ahora mismo si no queremos pagar los casi 30€ que cuestan las de Zara, siempre podemos recurrir a la empresa china deultra fast fashion Temu, que vende la sudadera de Yale por 9,43 €, con la deferencia de incluir la palabra "authentic"para que la gente no dude que somos estudiantes. Pero ¿a qué se debe que personas, en muchos casos sin estudios universitarios, se interesen por ropa de instituciones académicas de las que probablemente nunca formarán parte?"

Para comprender este fenómeno es necesario recurrir al sociólogo Pierre Bourdieu ya su concepto de "capital cultural", como un elemento fundamental para otorgar estatus y reproducir desigualdades en las sociedades contemporáneas. Concretamente, en Estados Unidos, donde se hace gala de la movilidad social y del Sueño Americano, se producen muchas desigualdades provenientes del capital cultural, precisamente en manos de unas universidades elitistas, con precios elevadísimos y acceso controlado por la pertenencia a una élite social. En el caso de la moda de las sudaderas, raramente las grandes cadenas venderán de la UOC, de la Universidad de Extremadura o de la Politécnica de Chiapas, no porque no impartan estudios de calidad, sino porque no son reconocidas socialmente como símbolos claros de estatus, como sí lo son las americanas del Ivy Lees.

En este caso, marcas como Ralph Lauren, Tommy Hilfiger, Hacket y Abercrombie & Fitch recurren a menudo al imaginario de los preppies americanos de los 50, que asistían a las escuelas preparatorias para acceder a las universidades del Ivy League, o al pedigrí de los campus universitarios ingleses, para crear unas marcas aspiracionales de clase a través del capital cultural como señuelo comercial. Esta tendencia está claramente motivada por el espíritu consumista del neoliberalismo, que nos ha hecho creer que ostentar riqueza a través de la ropa puede acercarnos a poseerla de verdad. En este caso, ¿por qué pasar cuatro largos años estudiando si por un módico precio puedes tener la camiseta? Y bajo la idea de que todo se puede comprar (incluso el conocimiento), está al mismo nivel ostentar una falsa riqueza a través de un bolso Dior comprado en el top manta que fanfarronear de haber estudiado en Oxford sin haber pisado sus colleges. Un mito elitista que no ha hecho sino engordar a través de series de éxito como Gossip girl, Élite, Jóvenes altezas y Maxton Hall y filmes como Saltburn, en el que el privilegio social se desarrolla sin complejos en instituciones docentes. En cualquier caso, es significativo de la sociedad que estamos construyendo que, en un momento de crisis del prestigio universitario, opte por la parte más superficial de estas instituciones académicas, la de aparentar clase social, más que por valorar su objetivo principal: el de generar conocimiento.

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