Hoy hablamos de
Un ratón de laboratorio
21/02/2025
Directora del centre de recerca en salut digital (eHealth Center) de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC)
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La investigación médica ha sido durante años y cerraduras un campo con una visión androcéntrica. Melina Kibbe, decana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Virginia, en EEUU, se dio cuenta de esta realidad cuando un compañero le preguntó: "¿Y las hembras?". Hasta entonces, en sus estudios sobre enfermedades cardiovasculares, Kibbe había utilizado ratas machos sin cuestionárselo. Su experiencia no es única. Pese a los avances en la concienciación sobre la necesidad de incluir hembras en la investigación (obligatorio en EE.UU. desde 2016), la desigualdad persiste, con consecuencias para la salud de millones de mujeres.

Tradicionalmente, se ha asumido que el ciclo menstrual de las hembras (tanto en humanos como en animales) introduce una excesiva variabilidad en los datos. Sin embargo, artículos recientes, como uno de 2022 que revisó 263 estudios con roedores, han demostrado que esta suposición es errónea. De hecho, en algunos casos, los machos muestran una variabilidad de comportamiento hasta en dos ocasiones superior a la de las hembras. Sin embargo, la inercia científica y los prejuicios siguen dificultando el cambio, y esta falta de datos tiene consecuencias graves, desde efectos secundarios imprevistos hasta dosificaciones inadecuadas. La propia Kibbe, en un estudio posterior, observó bien sorprendida que en promedio las hembras necesitaban dosis más altas que los machos para lograr el mismo efecto.

Por otra parte, cabe decir que la salud de las mujeres ha estado casi siempre centrada en la fertilidad y la menopausia. Sin embargo, como destaca el Informe WHAM (Women's Health Access Matters), la salud de las mujeres abarca mucho más que estos dos ámbitos. Desde enfermedades cardiovasculares hasta trastornos autoinmunes, pasando por el Alzheimer, las mujeres experimentan muchas afecciones de forma diferente o con mayor proporción respecto a los hombres. Esta realidad no sólo significa una cuestión de equidad, sino también una oportunidad única para la innovación y el crecimiento económico.

Esto lo pone de relieve el Informe 2024 de la Bioregión de Cataluña, elaborado por su órgano impulsor, Biocat, y presentado esta semana con intervenciones de la consejera de Salud, la de Investigación y Universidades, y el presidente de la Generalitat. Invertir en la salud de las mujeres no es sólo una cuestión de equidad, sino también una estrategia inteligente para la economía. Por ejemplo, el desarrollo de fármacos y tratamientos específicamente diseñados para las mujeres podría reducir los efectos secundarios y mejorar la eficacia de los tratamientos, beneficiando tanto a las pacientes como al sistema sanitario en general.

En definitiva, la inclusión de las hembras y mujeres en la investigación médica es una cuestión de urgencia. No sólo para garantizar la equidad de acceso a la salud, sino también para aprovechar la oportunidad de innovación y crecimiento. La investigación y la inversión en este ámbito no sólo mejorarán la vida de las mujeres, sino que también abrirán nuevos horizontes para la ciencia y la industria.

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