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Memoria

DVDs, CDs, vídeos, libros: guardadlo todo que vienen mal datos

Estantería Cd's
22/02/2025
Subdirectora
3 min
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Hubo un tiempo que tenía la fantasía, irreal, de una casa pequeña en la que casi toda la cultura la gozaría a través de pequeños aparatos que ofrecerían toda la música, el cine o la literatura del mundo. Hoy en día es posible hacerlo. Supuestamente, en un mundo digital, fuera de los objetos artísticos o para casos muy específicos, no se necesitarían estanterías, sino que sólo con un ordenador, un móvil, unos altavoces de calidad, una pantalla y un libro electrónico podrías tenerlo todo al alcance. Ahora ya no creo. Y no por motivos nostálgicos como, por ejemplo, el placer que genera el olor y el tacto del papel. No. Ahora creo que definitivamente es el momento de guardarlo todo para salvaguardar los contenidos tal y como están ahora. Por lo menos de momento, hasta que no vemos cómo evolucionan las cosas.

La primera razón es que la premisa de que todo está al alcance es mentira. No está todo, y cada vez mejor parte de lo que hay es de pago. Se puede dar la circunstancia, de hecho, de que quizá hayas comprado la misma película en varios formatos que se han ido quedando obsoletos y, al final, tendrás que terminarla viendo en una plataforma de pago que en cualquier momento la puede sacar del catálogo. Cierto es que todavía hay muchas cosas de acceso libre a internet, pero el círculo se va cerrando y si no eres un crack de la informática no es tan fácil encontrar lo que buscas con la calidad que buscas.

La segunda es que desde la irrupción de la inteligencia artificial (IA) o, mejor dicho, desde que las aplicaciones de IA han puesto al alcance de mucha gente y de manera tan fácil la manipulación de contenidos, podría darse el caso de que en poco tiempo aquellos contenidos culturales originales sean modificados de maneras tan perfectas y disimuladas. Nunca como hoy ha sido tan fácil falsificarlo todo, lo que irá a más en los próximos años, o meses.

Y la tercera es que la involución cultural que se avecina puede hacer desaparecer muchas cosas que hasta ahora dábamos por seguras. No es ninguna tontería. Los de la motosierra no sólo quieren cargarse el aparato interno del estado, lo que lo hace funcionar, que son los servidores públicos que no se deben a ningún partido sino a la ciudadanía en su conjunto, sino también los referentes culturales que no se adecuan a lo que ellos piensan. No es paranoia. Muchos científicos de muchos ámbitos, especialmente los que tratan temas como el clima o la biomedicina, por ejemplo, han corrido a descargar y guardar los estudios que tenían colgados en páginas oficiales del gobierno norteamericano porque sabían, como ha ocurrido en algunos casos, que serían retirados y puestos fuera del acceso público porque no se avenían a las nuevas teorías del gobierno trump. Los archivos son lo primero que se destruye en una guerra, y el objetivo último es borrar la memoria y el patrimonio del enemigo. La cultura es patrimonio, es memoria compartida y, por tanto, un objetivo a combatir o modificar por quienes la quieren adaptada a sus intereses.

Soy consciente de mi deriva catastrofista –en casa me siento más tranquila si hay velas y una radio porque, tras el confinamiento, no me sorprendería nada un gran apagón eléctrico por cualquier circunstancia no prevista–, pero, ahora mismo, la combinación de la segunda y la tercera razón, es decir verdades científicas y culturales, me parece especialmente peligrosa.

Por eso, sin vivir fuera del mundo y disfrutando también de las maravillas que todavía nos da el entorno digital, creo que es el momento de salvaguardar, también a escala individual, todo lo posible de la cultura analógica, aparatos de reproducción incluidos. Es el momento, pienso, de atesorar aquellas cosas que amas. Por lo que pueda ser.

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