
Este titular deEl Mundo: "Rutte eleva más la presión sobre Sánchez y apunta ya al 3% de inversión en defensa". Día a día crece la presión política, y también mediática, para crear un ejército europeo potente. Quizás sí que no hay alternativa posible, ante las amenazas y las ansias expansionistas de Putin, una vez Estados Unidos de Trump abdican de su papel tradicional como líderes del mundo libre. Pero la prensa debe estar vigilando para evitar que se infiltren tentaciones militaristas que tienen más que ver con el enriquecimiento de algunos que con la protección legítima. El caso más flagrante es el de la exigencia de ese 3% de gasto sobre el PIB para defensa y que algunas voces elevan hasta el 5%. Se han publicado muchos porcentajes, pero yo todavía tengo que leer un informe que razone por qué es necesaria esta cifra en concreto. ¿Quién le ha decidido? ¿Cómo lo ha calculado? ¿Por qué no un 7% o 2,536%? Antes de destinar tanto dinero a la maquinaria de guerra quizás debería justificarse mejor en qué se invertirían concretamente y qué ventajas geoestratégicas comportaría. Si no, se asume acríticamente el discurso de quienes apuestan por más ejército sin fiscalizar sus aspiraciones.
Leo, por ejemplo, que el gasto militar de los países miembros de la UE, en 2024, fue de 326.000 millones de euros. Son 726 euros por europeo, unos 60 euros al mes. Y esto representa el 1,9%. Pues bien, los ciudadanos tienen derecho a saber por qué aumentar en más de un 50% esta cantidad. Sobre todo teniendo en cuenta que si se suma al gasto del Reino Unido estaríamos ya en 457.000 millones, que son prácticamente los mismos que los 462.000 que destina Rusia. Ante la inquietud de que puede generar una remilitarización –aparentemente asumida mayoritariamente en la UE–, la prensa no sólo debe informar: debe exigir transparencia y, sobre todo, detalle. Mucho detalle.