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EDITORIAL

Juntos y el reto de combatir la extrema derecha

El secretario general de Junts, Jordi Turull, durante la comparecencia de Ripoll, con el diputado Salvador Vergés y el ex alcalde Jordi Munell
27/03/2025
2 min
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La encuesta del CEO hecha pública este jueves dibuja un panorama político en Catalunya con un solo cambio sustancial respecto al resultado electoral del año pasado: el crecimiento significativo de Aliança Catalana, que pasaría de 2 a 8-10 escaños, a expensas de Junts, que bajaría de los 35 actuales hasta los 27-29. La irrupción de la extrema derecha independentista, después de que ya lo hiciera el españolista de Vox en las anteriores elecciones, representa ahora mismo el principal reto para el sistema clásico de partidos democráticos, que en Europa e incluso del mundo están retrocediendo en favor de movimientos de carácter populista.

En el caso concreto de Catalunya, además, Aliança Catalana supone una enmienda a la totalidad al gran principio de un solo pueblo, que ha sido el pilar básico del catalanismo desde las oleadas migratorias de los años 60 y 70. El movimiento independentista hizo bandera durante el Proceso de su carácter inclusivo y abierto, e incluso organizó. Sin embargo, el fracaso de la apuesta independentista ha sacado a la luz una realidad que durante el Proceso quedó escondida o en segundo término, que es la existencia de un nacionalismo identitario y xenófobo, que ahora básicamente es islamófobo.

No es nada diferente de lo que ocurre en el resto de países de nuestro entorno, pero en el caso catalán resulta especialmente nocivo porque rompe consensos básicos y dificulta tanto la integración como la convivencia. Y esto a la larga puede ser letal no sólo para el movimiento independentista, sino incluso para el catalanismo en general, puesto que la Catalunya del futuro la formarán los hijos de los inmigrantes de hoy, tal y como muestran las cifras de natalidad actuales. Aquella Catalunya solo catalana que algunos añoran no volverá, como tampoco las sociedades europeas completamente blancas que quisiera la extrema derecha. Y como dice el aforismo, "la Catalunya pura es la principal enemiga de la Catalunya libre".

Aunque es toda la sociedad la que debe enfrentarse a este fenómeno, desde el punto de vista político al que corresponde una mayor responsabilidad es a Junts, que es quien debe decidir qué tipo de relación quiere tener con el partido de Silvia Orriols. Las opciones no son muchas y todas tienen ventajas e inconvenientes. La primera es mantener el cordón sanitario como hace la CDU alemana, y la segunda es pactar cómo hace el PP con Vox. La experiencia más cercana, que es la española, demuestra que al final Vox ha terminado arrastrando al PP a sus posiciones y desnaturalizandolo. Blasmar los datos del CEO, como ha hecho Carles Puigdemont, no eximirá a Junts de su responsabilidad futura.

En cuanto al resto de datos, no existen grandes cambios. En cualquier caso, un leve repunte de ERC, que parece que tocó fondo el 12-M y ahora podría aspirar a sacar hasta otros tres escaños. Sin embargo, nadie amenaza la primera posición de un PSC que, por otra parte, también parece que ha tocado techo, porque no supera los 42 escaños actuales pese a la buena opinión general sobre la figura de Salvador Illa y el aprobado general que recibe su Gobierno.

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