Hoy hablamos de
Emma Vilarasau en 'Casa en llamas'
17/01/2025
Periodista
2 min
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Estos días, quizás por primera vez en mucho tiempo, hemos visto y leído muchas previas de los Gaudí. Este año, la gala del cine catalán no ha llegado arrastrada al calendario al margen de la cantidad y calidad de la cosecha, o de las penurias del sector, sino que existe expectación auténtica. Por momentos, pareció la previa de un derbi, con la única diferencia de que los equipos de fútbol están hechos para competir entre ellos y las películas, no, o al menos no directamente, pero el cotejo de los dos grandes logros artísticos y de taquilla de nuestro cine en 2024 da muchas ganas de sentarse a ver cómo acabará la noche, y quién se llevará los premios grandes, más allá que el premio más importante, el de la crítica y el público, ya lo han tenido.

En una esquina, El 47, que se presenta en el Auditori del Fòrum de Barcelona con la abrumadora cifra de 18 nominaciones, y en el otro, Casa en llamas, que opta a 14 estatuillas, después de unos meses en que estas dos producciones catalanas, tan diferentes en el tema, han vuelto a hacer la magia del cine, la de las historias locales de dimensión universal que hacen reír y llorar a una audiencia que siente que en la pantalla están proyectando su vida. Son películas que han significado algo para los espectadores. Si los ha visto en el cine recordaréis las reacciones de la sala y los aplausos finales, de modo que la suerte de estas películas, el día que van a concurso (hoy a los Gaudí, el 8 de febrero a los Goya), no nos es indiferente.

Los Gaudí del sábado por la noche representan una especie de inyección de autoestima. Un país que ha dado tan buen teatro y tan buena televisión debe poder vivir más a menudo noches así.

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