Tres apuntes de futuro sobre la humillación de Trump en Zelenski


Kirill Dmitriev, el asesor de Putin que le hace de puente con la Casa Blanca, ha definido el abucheo de Donald Trump a Volodímir Zelenski de "histórica". Hay que imaginarse a los hombres del Kremlin –incluido el presidente Putin– enganchados a la televisión, disfrutando como quien más de la humillación pública que los hombres de la Casa Blanca le han hecho al presidente ucraniano. Rusia es la gran ganadora, de nuevo, de los movimientos en Washington. Esta última frase, convertida en tendencia desde que Trump regresó a la Casa Blanca, es y será catastrófica para los intereses de Kiiv y de Europa en esta guerra.
Dmitriev tiene razón: el abucheo de Trump a Zelenski será histórico. Es bastante probable que el bullying que Trump y Vance han hecho al presidente ucraniano en el Despacho Oval sea la escenificación del abandono definitivo de Washington en Kiiv. Es bastante probable, también, que el gobierno estadounidense –que lleva días intentando provocar a Zelenski con declaraciones incendiarias– hubiera planificado previamente que el encuentro en la Casa Blanca de hoy debía terminar de esta forma. Al menos ahora Trump tiene una coartada para cumplir lo que hace tiempo que insinúa: acabar la guerra favoreciendo los intereses de su "amigo" Putin y castigando el futuro de Ucrania. "[Zelenski] ha faltado el respeto a Estados Unidos a su apreciado Despacho Oval", ha dicho el mandatario republicano minutos después de que todo saltase por los aires. A ojos de Trump, y de una parte de la sociedad estadounidense, Zelenski ahora puede ser el enemigo. Surrealismo trumpista que marca el ritmo de la política global.
También es interesante subrayar el papel de Zelenski durante la emboscada televisada. Al principio de la reunión, el mandatario de Kiiv ha intentado responder con valentía y con orgullo los ataques y mentiras de Trump y de Vance –actitud, por cierto, celebrada en las redes sociales ucranianas–. Pero en los últimos segundos del encuentro, cuando la sangre ya había llegado al río, el mandatario ucraniano se ha limitado a permanecer en silencio. Al final, su rostro era un poema. La gravedad del momento se imponía y debió de anunciarle una realidad oscura: la guerra de Ucrania ha vivido hoy un punto de inflexión trascendental y Putin tiene sobre la mesa las mejores cartas desde que ordenó la invasión.
Toda Europa, ausente en esta mesa, se resentirá. Toda Europa debe encontrar la forma de reaccionar ya en el primer mes (¡sólo uno!) de mandato de Trump. Los tiempos han cambiado y, como escribía David Smith en The Guardian, "nunca ningún presidente de Estados Unidos había intimidado y atacado de este modo, y en público, a un adversario y, menos aún, a un aliado". La pregunta es: ¿Quién es aliado de Trump?