Cómo crean vínculos los libros


BarcelonaConocí a Alba cuando empezó a salir con uno de mis mejores amigos. Como él era mayor, creí que la diferencia de edad les acabaría penalizando y no durarían mucho, pero, por suerte, no fue así y, con el tiempo, nosotros dos también nos hemos hecho amigas. El otro día quedamos para el almuerzo y, por sorpresa, me regaló un libro. "Le he estado leyendo estos días y todo el rato pensaba que creía que te gustaría, así que te lo he comprado", me dijo. Me emocioné. El hecho de que me hubiera tenido presente y que hubiera dedicado parte de su día a ir a la librería a buscarme un libro que creía que me haría feliz, efectivamente, me hizo muy feliz.
Varios estudios en el ámbito de la psicología, la antropología y la sociología muestran que el intercambio de regalos es un componente fundamental de las relaciones humanas. Más allá del valor material, regalar actúa como un acto simbólico que fortalece los vínculos a través de la reciprocidad y el intercambio social. Por eso nos emociona tanto recibir algo que alguien ha escogido pensando, expresamente, en nosotros.
La neurociencia lo confirma: hacer regalos (y recibirlos) activa vías de recompensa similares a las que se activan al recibir un premio o vivir una experiencia positiva, lo que puede liberar dopamina, vinculada al placer y la motivación, y oxitocina, también llamada "hormona de los abrazos" por su papel. Emiliana Simon-Thomas, directora científica del Greater Good Science Center de la Universidad de California, explica que la dimensión social de regalar es clave para entender por qué nos hace sentir bien: pensar en los gustos de la otra persona e imaginar su reacción positiva activa este circuito de recompensa antes incluso de que la otra persona haya abierto el paquete. Esta sensación se ha descrito como la "calidez de dar" y persiste durante más tiempo que una simple euforia momentánea, gracias a que la oxitocina promueve vínculos más sólidos y duraderos.
Aumentar el optimismo y reducir el estrés
La gratitud que se genera al recibir un regalo, a su vez, potencia la confianza, el altruismo recíproco y la creación de vínculos más sólidos. De acuerdo con distintas investigaciones, sentirnos agradecidos nos ayuda a aumentar el optimismo, reducir el estrés y cooperar más y mejor. Todo esto puede traducirse en una mejora de la coordinación y del rendimiento cognitivo cuando debemos trabajar en equipo.
El libro que me regaló Alba, por cierto, es el volumen que recoge los tres libros autobiográficos de Deborah Levy publicado por Angle Editorial (traducido por Marina Espasa): Cosas que no quiero saber, El coste de vivir y Propiedades reales. Me está gustando tanto que no paro de subrayarlo: "Aunque creyera que no estaba pensando en el pasado, el pasado pensaba en mí"; "¿Qué hacemos con los conocimientos con los que no soportamos vivir? ¿Qué hacemos con las cosas que no queremos saber?"; "Cómo nos reímos de nuestros propios deseos. Cómo nos burlamos de nosotros mismas. Antes de que nadie otro lo haga. Cómo estamos programadas para matar. Para matarnos a nosotros. Pensarlo es inaguantable". Es un pozo de lucidez, como Alba. Gracias por pensarme tan bien, amiga, sabia y generosa.