El coste económico de las políticas migratorias de Trump


Aunque Donald Trump ha lanzado varios eslóganes sobre las grandes líneas de las políticas que definirán su nuevo mandato como presidente de Estados Unidos, la magnitud con la que implementará acciones concretas sigue siendo una incógnita. Si nos guiamos por los discursos proclamados durante la campaña electoral, y por los primeros actos de esta semana como presidente, uno de los temas estrella será la inmigración.
En el artículo de hoy revisaré los principales estudios que cuantifican el coste económico de dos escenarios políticos compatibles con el endurecimiento de las restricciones migratorias en Estados Unidos anunciado por el presidente Trump. Es importante destacar que sólo me centraré en el impacto económico, sin entrar en consideraciones éticas, normativas o legales que, claramente, también deben tenerse en cuenta a la hora de evaluar los costes y beneficios globales de estas políticas .
Un escenario extremo que no parece plausible es el de la deportación masiva de los 11 millones de inmigrantes sin permiso de residencia legal que se estima que existe actualmente en Estados Unidos. El coste de identificar, detener y transportar esta cantidad de personas sería de 265.000 millones de dólares. Además, de hacerse efectiva esta política, representaría una pérdida del 5% de los trabajadores que existen actualmente en el país. En algunos sectores específicos, como la construcción, los servicios o la agricultura, ese porcentaje se elevaría hasta las dos cifras. Como respuesta a la escasez de trabajadores, los empresarios de estos sectores deberían aumentar los salarios para poder cubrir estas vacantes, lo que encarecería el precio de la vivienda de nueva construcción y generaría presiones inflacionarias en el resto del economía.
Como ya he comentado, este escenario no parece factible desde un punto de vista económico. cambios más marginales, pero con la capacidad de generar un nivel de eco mediático suficiente que permita señalizar el cumplimiento de las promesas electorales.
Utilizando diversas fuentes y bases de datos –y asumiendo ciertos supuestos moderadamente realistas–, uno estudio reciente de la Brookings Institution cuantifica el impacto económico de una reducción del 5% en los visados (inmigración legal de estudiantes, posiblemente de China y de países musulmanes), una disminución del 25% en el número de personas que entran por la frontera sur (por el refuerzo en la vigilancia y la aceleración en la construcción del muro), y la deportación de un 25% de los inmigrantes sin permiso de residencia legal que han llegado a Estados Unidos en los últimos dos años. Este escenario más realista tiene como resultado una migración neta negativa. Es decir, la cifra de personas que se marchan del país es superior, en 650.000 personas cada año, a las personas que entran.
El impacto de las promesas de Trump
La magnitud en la reducción de la inmigración, junto con el bajón persistente de la natalidad y el envejecimiento progresivo de la población, afectaría al mercado laboral, con caídas en los niveles de empleo, escasez de trabajadores, aumentos de salarios y reducciones en los niveles de producción. El modelo macroeconómico utilizado en estas estimaciones contempla una disminución de 0,4 puntos porcentuales en el crecimiento económico del PIB.
Para hacernos una idea de la distancia entre estos dos ejemplos, las deportaciones masivas presentan un escenario con una pérdida de trabajadores 10 veces mayor que en este último caso más moderado.
Varios elementos deberían añadirse a estos cálculos. Lo más destacado, las finanzas públicas. Algunos estudios demuestran que los inmigrantes (sobre todo los de segunda generación) son contribuyentes netos, es decir, los impuestos que pagan superan las prestaciones sociales que reciben.
Termino con una reflexión muy personal y nada económica. Los retos de diseñar una buena política migratoria son mayúsculos. Aún así, no debemos perder de vista que en los debates sobre inmigración estamos hablando de personas reales, con una trayectoria vital absolutamente determinada por el país donde les ha "tocado" nacer; y esto me parece tremendamente injusto.